Sus labios están resecos,
el fuego en la distancia
trae cenizas;
El sol se apaga
encendiendo el atardecer en rojos.
La mirada se pierde en los caminos,
en los pastizales,
y un pájaro da un grito ahogado
mientras,
un jote dibuja acrobacias
y se pierde detrás de la cruz del cerro…
La humedad de su boca
está olvidada, “hablarnos de cerca y gritar juntos”
dijo,
y quedaron sus palabras como ecos
flotando desde ese lugar que lo bosqueja
la ternura…
La tierra pide humedad,
está agrietada...
padece la distancia
de esas mañanas de lluvias tranquilas
penetrándole en sus extrañas.
La tierra es creadora, guarda la semilla
y tiene un corazón que se agita en su centro
y solo espera…
Esa humedad que llegue a liberarla!
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